¿Es posible amar a otros, si no nos amamos a nosotros mismos?
Seguramente tu respuesta sea que sí, que es posible querer a otra persona, aunque tu autoestima sea baja, aunque no te quieras a ti.
Y yo me pregunto ¿Cómo podemos dar a otras personas algo que nos negamos a nosotros mismos?
Lo creas o no, el verdadero amor, empieza por uno mismo
Para poder querer es necesario aceptar. Aceptar nuestras luces y nuestras sombras. Ser conscientes de nuestras debilidades y nuestras fortalezas. Querernos con todo lo que somos, incondicionalmente. A nivel físico, mental, emocional. Darnos espacio y permitirnos ser, permitirnos merecer afecto y amor, empezando por el nuestro propio.
Cuando NO NOS ACEPTAMOS tal y como somos, solemos buscar a otras personas que lo hagan por nosotros. Alguien que nos dé el afecto que no somos capaces de darnos nosotros. Y eso nos lleva a la siguiente cuestión: ¿Buscamos a otra persona porque la amamos incondicionalmente o lo hacemos porque en realidad la NECESITAMOS?
Las relaciones que se crean desde la necesidad de que otro cubra emociones que nosotros mismos no sabemos darnos, muchas veces no nacen de un amor real, genuino. Nacen de la exigencia inconsciente hacia otra persona para que nos dé eso que no sabemos darnos
Y entonces hay un fallo de base que puede derivar en el fracaso de la relación.
Es muy probable que la otra persona, a lo largo de nuestra relación, no sea capaz de cubrir siempre nuestras carencias. De hecho, le estamos pidiendo algo que ni siquiera nosotros mismos estamos siendo capaces de hacer.
Responsabilizamos a otro de darnos algo que no le corresponde, algo que a la larga no nos satisface por completo porque el verdadero amor incondicional no viene de fuera, viene de dentro.
¿Amarse a uno mismo es egoísta?
En mi entorno, muchas veces se ha confundido el amor propio con egoísmo. La idea de que no es bueno dedicarse tiempo a uno, que primero debe ir la otra persona.
Y yo me pregunto ¿Qué es verdaderamente egoísta? Responsabilizar a alguien de llenar los huecos que no sabemos llenar nosotros, o tomarnos el tiempo para aprender a darnos a nosotros mismos lo que necesitamos, y desde ahí ofrecer una relación de amor puro, de comprensión, aportación, de crecimiento, pero no de necesidad.
Y es que parece que debemos necesitar al otro para que el amor sea verdadero. Pero ese tipo de relación no se puede sostener en el tiempo. Porque siempre dependeremos del otro, porque realmente no estaremos siendo sinceros con nosotros mismos y porque esos huecos se pueden parchear al principio, pero a la larga, necesitarán más y más atención llevándonos a exigir más y a tensar la relación.
Por ello,
el mejor regalo que puedes hacerle a tu parjea por este San Valentín, es quererte a ti primero.
Es quererte de verdad, es conocerte y aceptarte incondicionalmente.
Y así, en vez de ofrecerle a esa persona que comparte su vida contigo, un montón de huecos vacíos y responsabilidades que no le pertenecen, le estarás regalando una compañía estable, un amigo/a, un compañero/a de viaje que le suma y que quiere estar con ella porque de verdad la quiere, y no porque la necesita.
Regala amor, empezando por ti.