Hambre emocional

Después de las fiestas y con la vuelta a la rutina se dispara el hambre emocional.

Se trata de un hambre que no es físico, sino que es un intento de llenar un vacío interior que no se sacia nunca con comida.

Quiero aclarar que los atracones no son siempre emocionales, de hecho cuanta más comida basura, azucarada, con grasas trans y ultraprocesados comemos, más se nos dispara el hambre ya que el cuerpo necesita grasas buenas que lo sacien y no se las estamos aportando con este tipo de comidas.

Sin embargo, en muchas ocasiones, el hambre emocional dispara estos comportamientos viciosos de comida, que luego nos afectan físicamente y nos inducen a un círculo vicioso

El cuerpo pide más comida y cuanto más comemos comida no sana, más hambre sentimos.

Además, nos fustigamos y castigamos emocionalmente por ese comportamiento generando aún más vacío emocional que volvemos a intentar llenar con comida.

Dejando esto claro, vamos a centrarnos en el hambre emocional.

Si nos fijamos, en la sociedad occidental, casi todas las relaciones interpersonales se generan alrededor de la comida

Cuando nos reunimos con la familia suele ser en comidas y cenas, los cumpleaños, las reuniones románticas, las charlas con un café o con un dulce, quedamos para tomar algo, barbacoas, etc… Por lo tanto, desde pequeños estamos relacionando la comida con diversas emociones.

Algunas de estas emociones pueden ser: pertenencia a un clan familiar, risas con amigos y humor, tranquilidad, conexión al charlar y escuchar y ser escuchados, etc… Para cada persona puede traducirse en una emoción o emociones distintas.

Según qué tipo de emociones nos genere la comida, y cómo sepamos gestionar esas emociones, tenderemos más o menos a abusar de la comida.

Ejemplos:  

  • Si inconscientemente asocio la comida con estar en compañía y sentirme querid@, cuando me sienta sol@ y triste seguramente tenderé a buscar comida para compensar esa sensación.
  • Si siento que mi vida está vacía, porque nada me motiva y no me siento plen@, tenderé a buscar la comida para compensar ese vacío y crear una falsa sensación de estar llen@.
  • Si durante el día no me permito ningún capricho y puedo tener momentos para mí, puede que tienda a buscar comida como un “premio”, un rato para mí.
  • Si durante le día no siento momentos de placer y calma, la comida puede ser un momento de falso placer instantáneo y tranquilidad.

Y por esto, en ocasiones, nos cuesta tanto empezar dietas o cambiar nuestros hábitos saludables. Porque vemos la comida no por lo que es, sino por lo que nos aporta emocionalmente.

¿Y qué podemos hacer entonces para mejorar nuestra relación con la comida?

  1.  Analiza tu relación con la comida:
    • ¿En qué momentos del día te das más atracones?
    • ¿Qué es lo que piensas, ves o sientes antes de los atracones? Busca las emociones que te han llevado a empezar a comer. Algunas pueden ser: Vacío, ansiedad, estrés, desfallecimiento, tristeza, etc…
    • ¿Qué es lo que te aporta ese atracón? Aunque después de comer puedas sentirte mal contigo mismo, enfoca tu atención ahora en qué es lo que te aporta (agradable) esa comida. Por ejemplo: si siento vacío, la comida me aporta saciedad, o siento que es un momento para mí, siento acogimiento, siento tranquilidad, siento euforia, me da placer, me siento premiad@. Etc… Ahí es donde aparece tu necesidad.
    • Y cuando tengas tu necesidad ubicada, puedes preguntarte ¿Qué otras cosas puedo hacer en mi día a día que me ayuden a cubrir esta necesidad? Por ejemplo: Si me siento sol@, qué puedo hacer para sentirme acompañad@. Si me reconforta ¿Qué puedo hacer para sentirme reconfortad@ en mi día a día? Si me aporta humor, ¿Cómo puedo conseguir más humor en mi vida?
    • Haz una lista de cosas que podrías ir incorporando para satisfacer esa necesidad. Y empieza por un par de ellas.

Irás viendo que conforme esa necesidad se ve realizada, la comida deja de ser tan importante.

2.  Ayuda a tu cuerpo

    • Si vas a pegarte un atracón, consume antes grasas buenas para que hagan un colchón y no te produzca un bajón a las 2 horas y vuelvas a picar. (Tostadas integrales con aguacate o con huevo, por ejemplo)
    • Busca información de comida saludable baja en azúcares para ayudar a tu cuerpo a sentirse saciado y no pedir más comida.
    • Añade diversión, color, formas a tus platos saludables para que también sacien la necesidad de humor y de confort.

3.    Pide ayuda

    • Si con los primeros pasos no consigues reducir tus atracones, pide ayuda. En consulta utilizo el método wingwave® para ayudarte a reducir la intensidad emocional con la comida, generando así una relación nueva y sana con tus alimentos.

Espero que este post te sea de utilidad. Si te gusta, puedes darle like o compartir.

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